Tanto te recuerdo
que te busco en la
voz del silencio,
en el sueño despierto,
en lo seco del mar,
en la mentira de la verdad,
en el odio del amor,
en el ser de la nada,
en la claridad de la sombra,
en la oscuridad de la luna,
en la vida de la muerte
y en el final de la eternidad.
Es entonces cuando
quiero entregarte
el ruido del silencio,
la claridad de la noche,
el dolor del alivio,
la enfermedad de la cura y,
sobre todo,
el regreso de mi adiós.