La existencia de lo que amo realmente es sentido por mi como una necesidad sin la cual mi esencia no puede realizarse, satisfacerse, completarse...
Karl Marx
Cada día es
la búsqueda de una
mirada complementaria.
Una mirada
que apropie el signo
manifestado
de la nuestra.
Que la transforme,
la anteponga a
determinada constante.
Que exprese en su aritmética
su máximo valor.
Esa mirada desesperada
tímida
Cansada y divergente.
Segada de mezcla
putrefacta,
mezcla idealista,
síquica y alegórica.
Desproporcionado la
focalización óptica
al realizar observación.
Lineas,
curvas,
zigzag,
Un sin fin de plasticidad
extraña,
ininteligible.
Búsqueda desordenada,
disturbia en un plano
existencial de
entelequias y
artificios.
Artimañas,
quimeras.
Nada apetecible en la atmósfera;
donde nos toca compaginar.
Suspensión del ser.
Entre tanto ruido y aturdimiento
caótico,
falaz.
Una esquina, una parada,
el banquillo desgastado
de la plaza.
La butaca mugre
del bus
infernal.
La ventana del auto
sin frenos;
allí urge cristalizar
el sentimiento protestante,
el subjetivismo
ruñido de
garras
vivenciales.
Imágenes se mueven de forma
circular,
transitorias.
Proyecciones desenfrenadas,
análogas al cosmos,
donde meteoritos son errores
viajeros y
los impactos
experiencias.
Miradas van,
vienen
dispersas
entrópicas,
activando automáticamente
negación antientrópica.
Sigue la odisea a una estabilidad estructural
que posee rostro,
piel,
aroma.
Aroma que traspasa
como la luz
la retina ocular.
Todos los sentidos
y sensibilidades del
cuerpo del aventurero.
El tacto
sensitivo alcanza
niveles ulteriores,
distantes,
utópicos,
abstractos
que llevan a caminar
sobre túneles
rutinarios.
Pausa.
Lapsus mental.
Deja vu.
Delirio al fin de
semana.
Frío
[solitario.
Apretón mental,
construcciones de realidades
simbólicas,
arquitectónicas,
ingeniadas.
Obras de la desesperación y la
aflicción maldita.
Un niño grita,
llora,
cae en situación
de pánico al perder
a su madre.
Similitud
al caso íntimo.
¿Qué digo?
Esperanzas propias diseñadas
bajo esquemas particulares.
Una realidad
desmonta la alegría
hipócrita.
¿Cuando mirada?
Donde ubico
el espacio tiempo.
Donde la necesidad
postulará la
casualidad esperada.
Wiston Llovera