Yo tengo una tristeza que de mi pueblo emana
cuando al caer la tarde siento fétido olor.
Cierro tan bien las puertas y las grandes ventanas,
que del campo antes eran: Lujo, brillo y primor.
Añoro el aire fresco de mi tierra aldeana
cuando en nuestra niñez jugábamos con candor.
Tenemos tanto miedo de decirnos la vana
sospecha, que traemos de muerte y de dolor.
Son amos poderosos. Tienen mucho dinero.
El trabajo depende de su forma agitada:
veneno que fumigan cuando la tarde cae.
La tierra se reseca. No queda nada entero.
Los pájaros se mueren ante nuestra mirada.
Tenemos la esperanza: conciencia que nos trae.-