Sus pasos no escucharás
pues descalzos siempre van
su voz no pueden alzar
pues desnutridos allí están.
El sol, la lluvia y el frío
no conoce su color de ropa
ese beneficio a ellos no llega
su piel es su vestimenta.
Cada madrugada sus manitas saludan la tierra
con en el arado y cultivo de ella
su alimento depende de su bondad
de los frutos y hortalizas que ella les pueda dar.
Víctimas de la inestable política y las guerras
por debajo del umbral de la pobreza
así viven los niños de Somalia, Burundi
Liberia, Zimbabue, Eritrea y Malí.
Tristes resultados de sorderas del alma
y riquezas del mundo mal distribuida
de autoridades y monarcas que no hacen nada
con falsos discursos que a beneficios no llegan.
Dios venga pronto a su auxilio
que aquí en la tierra no los escuchan
y la justicia para ellos no parece posible.