Llegué a darte el corazón
a denigrarme porque vos
me lo pedías.
Pusistes esos celos sin razón
y me partiste
hasta la misma hombría.
No tuve un manual de amor,
sólo amar sabía;
y vengo a darme cuenta en el final
que equivoqué mi vida.
Tenés esa persiana del sentir
hundida en el latir de una agonía
y sos, cobarde al repetir
que no confias ni en este día.
Perdón, por ser sensato y no seguir
prendiendo el fuego
pero... sabé
que hay unos pibes para amar
y están en juego.
Mañana, cuando rompás tu dolor
tu desazón.
tu baja estima
tal vez, comprenderás
que te perdiste la familia.
y entonces,
llegará la reflexión
y volverás a ver el día
cuando con bronca me mataste
con tus heridas.
Estoy en pleno desamor,
perdí la fe
que a vos me unía;
y espero, arrancarte de mi piel
para poder,
rehacer mi vida.