Como ave exhausta
y acongojada,
mi alma quiere una despedida liviana.
Volar por inmensos mares azules,
mirar barcos
viajeros sin rumbo,
jardines ardiendo en flores,
acompañar gaviotas,
oir el humano murmullo
desde arriba
y contar las estrellas rutilantes.
Anhela con alas rozar
el gris de las nubes,
el tiritar metálico de los
astros escondidos,
el lado oscuro de la luna y
la amarga tristeza del sol.
Solo eso busca,
pero atada siempre
a tus manos.