Qué más propicio;
la arena
en el traspasar del tiempo.
Ni más hermoso,
conciertos,
del corazón… empeños.
¿Qué mejor?
luz de mis estrellas
a tu verdad, mi niña.
¡Qué más feliz!
Amor pletórico
al terminar mis días.
¡No hay más sagrado:
tu desnudo cuerpo
al cavilar mis versos!.