No puedo dejar de mirarte,
hay un paisaje en tus mejillas
sobre el mar de tu boca
que me lleva a lo profundo de ti
y hace de mis pupilas un arte.
El sol brilla en tu cabello dorado,
si me asomo por la pendiente
al viajar por la curva de tu oreja
puedo ver el rincón de tu sonrisa,
tan solo de verla me he enamorado.
Descansaré sobre tu barbilla
si con tus labios tropiezo y caigo,
estaré sostenido por tu aliento
observando las grandes colinas,
al mirarte serena y tranquila.
Son blanco perla tus dientes
rompeolas de un mar rosado,
que se mueven dentro de mi boca
si fuesen caderas bailando,
al tu piel sentirse caliente.
Se moldean los ojos en tus cejas,
como dos delicadas nubes
que flotan en el cielo de tu frente
y me observan indisimuladamente,
faroles que en la distancia dejas.