Mirando a la mar en calma,
reflejo de Luna en la noche oscura,
vienen a mi costa y no rompen
olas de perdurable recuerdo
con tu dulce voz de plata.
***
Mirando a lo inmortal, cielo infinito,
veo tus ojos de bronce
brillar como metal en una fragua
de deseo,
forjando en mí tu mirada
una cálida lumbre de amor eterno.
***
Y en la melancolía de lo umbrío
escucho efímeros acordes
de un vals entre mi corazón y la nada,
baile sonámbulo de tu ausencia,
reinando tú en la soledad
que cubre mi alma.
***
Pero la niebla va cubriendo poco a poco
mis versos,
estos versos sobre los que hoy
me marchito,
y entre tristes palabras
de ti creadas,
aquí yace una apenada poeta
de sentimiento herido.