El reloj me muestra su opaca y metálica tristeza
Los segundos son eternos, y cual martillo infernal,
Retumban en lo más profundo de mis oídos...
Dios mío! Que alguien detenga este cruel martirio.
Donde estás, moza de la guadaña, a donde te has ido?
No ves que ya hace mucho tiempo te espero
Y ansío partir a tu lado, contigo?
Pero héme aquí, en este cruel y frío nicho
Abandonado a mi suerte, a la crueldad del destino.
Hasta mis sueños, antes alegres y libres,
No quieren alzar vuelo, se han quedado dormidos.
Y solamente en lo profundo del pecho,
Una pequeña llama me mantiene vivo.
En algún momento fui feliz, tenía familia y amigos
Pude compartir momentos de felicidad
También tuvimos períodos sombríos.
Me sentía muy bien, me sentía un niño.
Pasó lo que tenia que pasar, el tiempo implacable
Se fue llevando a todos, de uno a uno.
Primero mis padres, luego a mis amigos
Después perdí a mi esposa, y ahora hasta a mis hijos.
Ya no queda nadie de los que había conocido.
Y mis nietos, se fueron todos, y me dejaron
Con algunos desconocidos.
Y poco a poco me olvidaron, y terminé
En este lugar oscuro y frío.
Ahora solo espero, en silencio,
Espero el momento del final
Pero esos crueles sonidos no me dan paz
No me dejan descansar, me atan al vacío
De esta habitación, de donde hace mucho tiempo atrás,
Debí de haberme ido....
Ven moza de la guadaña, ven que te espero
No te olvides de mi, que mis huesos no soportan más
Este triste y cruel martirio....