DANZANDO CON LA NOCHE
En el interior de la llovizna, surge su inspiración
su endrina personificación, que con sus intensos oleajes
atrapan su imaginación.
Esta es su locura
y aquellas son sus manos, danzando con la noche oscura
adentrándose en ella a zarpazos
y en los caminos, azarosos que van sus pasos
tomándola por la cintura,
un amor eterno que le jura
entre besos soñolientos y desvelados abrazos
entre lisonjas fuliginosas y arrumacos que rayan la luz
invocando una inmortalidad que perdure,
va conjurando de la madrugada, los lazos
instantes cuando el sol con sus tenazas de centellas
apagan las titilantes estrellas,
mientras, a sus oídos una voz de luminosidad le susurra
y a sus carnes
los azotes del calor, ya le propinan una zurra.
Lebusla
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