Veo tus labios en la distancia,
Y llevo el miedo a flor de piel,
Por lo ignoto de perderme en ellos,
Y acostumbrarme a tu sabor de miel.
No consigo sostener viejas palabras,
Porque tus ojos me desnudan como a un libro,
Y hurgas en el fondo de mi Alma,
Despojando mis silencios como a un niño.
Tengo miedo de acercarme a tu cuerpo,
Y temblar como invierno sin abrigo,
Acostarme a tu lado con mil sueños,
Y despertar enamorado cual cautivo.
Es peligroso el color de tu cabello,
Porque temo perderme en su negrura,
Y no hallar sino un solo camino,
Aquel que me embriague en tu dulzura.
Me pregunto si acercarme a ti es un delirio,
Y si en ese sueño tan despierto te consigo,
Amar tu cielo azul y blanca nieve,
O abrigar tu piel desnuda con la mía;
Me pregunto si es peligro el nombre Arlene,
Y si en sus letras se encierra un hechizo,
Porque siento miedo de amarte como niño,
Y perderme en el laberinto de tus besos.
Arlene y el peligro de amarte,
Cuando frágil es mi paso en el destino,
Y si acaso tú me dieras de tus labios,
El suave néctar de tu Alma y de tu abrigo.
Amarte es un peligro,
Que prefiero arriesgar,
Porque es mejor haber perdido,
Que jamás haber podido intentar.