Ella, una prostituta de letras
El, hombre, poeta y seductor
Se dejaron seducir copulando deseos
cincelando a plumas separadas su pasión
Fecundaron el vestíbulo sin encuentro
Entre soplo, efubio y contensión
Besaron sus heridas con pretextos
sorbiendo el néctar de un extraño amor
Se acarician con dedos de letras
Imaginan delirar en placer y sudor
Ellos sueñan con sabanas verdaderas
Pero solo se sienten y perciben
A través de un monitor.