Carta a Lucia
En la inmensidad de la noche
te confieso que;
se consumieron mis horas
siguiendo tus pasos,
no me fue posible...
no estuviste al alcance de mis manos.
Tal vez no era yo,
quien llenára el vacío de tu pecho,
tal ves no era yo,
la respuesta a tus dudas.
No te preocupes por mi,
trataré de convivir con mis heridas,
disimulando mi dolor
cada vez que se presente;
aunque no estoy cierto
de lograrlo;
lo intentaré.
Sin embargo,
no podré evitar,
llevarte en mis recuerdos a cuestas,
cada ves que un gajo de neblinas
se pose en mi camino,
cada vez que una nube de colores
me anuncie un atardecer,
cada ves que la vida
haga sentir su presencia.
Mis versos,
me seguirán hablando de ti,
te seguirán matizando de adjetivos,
como antes lo hacían...
Versos finitos