Jesús Lantigua

TEMBLOR EN LAS MANOS

 No hubo palabras siquiera

 en la versión de los ojos

rememorando despojos

 de un ciclo de primavera.

La presencia sin la espera

 prendió sensores lejanos.

Y ella ocultó los tempranos

 temblores que, del encuentro,

iba pariendo de adentro

 la memoria de las manos.

 

Sobre la mano insegura

 otros instantes temblaron

y los dedos se anunciaron

 sin palpar la compostura.

Se prendió de su figura

 con las cintas del regreso.

Y en el párpado confeso

 de la obturación despierta

un temblor de mano incierta

juntó el recuerdo del beso.

 

El temblor le aceleró

 los pliegues a la sonrisa

y el detalle de la risa

en el hombre trascendió.

La convulsión que ocultó

 mostraba el pasado impreso.

Vistió de ayer el suceso

 del presente de las manos

sintiendo tactos lejanos

y se escondió en el regreso.

 

Con su pulso de cristal

 mostró la mano el asomo

y el temblor emergió como

la faz del rubor gestual.

De la mención residual

 brotaron sustos tiranos.

Y en los anuncios profanos,

 recordatorios de besos,

él le palpó los regresos

de los temblores carpianos.

 

 Como retando al olvido

 sostuvo la turbación

y el agarre fue aluvión

 de un espasmo sostenido.

En su pasado prendido

 se agotaron los desganos.

La memoria de las manos

juntó el recuerdo del beso

y se escondió en el regreso

de los temblores carpianos.