Sobre ascuas voy haciendo camino sin mirar atrás
La ignorancia del qué vendrá alienta mis pasos
Estoy sentado sobre el primer hito haciendo balance
de si ha merecido la pena soportar con los brazos
el peso que a mi cabeza correspondía llevar
La luz del Sol al frente encarna mi utopía
por más que intento acercarme, por más
desvelos que cobro sigue estando en la lejanía
Temo que mis alas se derritan si me acerco
demasiado, cual Ícaro que espera en demasía
el fruto de su ciencia sin fruto, ángel caído, quieto
El Sol siempre se ofrecerá a quien lo quiera tocar
La Luna espera su turno para refrigerio del caminante
Siempre hay una sombra para quien la quiera buscar
que propicie la brisa reparadora, necesaria, acuciante.