Recordando los besos recibidos
se me cae una lágrima perdida,
la primavera cobra plena vida
en los días pasados revividos.
Los amigos se fueron ya perdidos.
La escena continúa repetida
y el escenario guarda la sentida
ausencia...No hay aplausos consentidos.
Quedamos solos, vagas sombras muertas...
Los ruidos del telón son un recodo,
mis manos y las tuyas tras las puertas
del camarín, sospecho casi todo.
Talía amparará sin que lo adviertas,
que el poema ha rozado dulce epodo.-
Amalia Lateano
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