La mañana es temerosa y lluviosa,
y tú me despiertas agitada y angustiosa,
que no ves que no te necesito más,
solo quiero dormir y volver a soñar.
Tal vez me levante desnuda de los pies
y camine a la cocina por un poco de café,
pero sé que estarás ahí
y sinceramente no te quiero ver.
Porque tu mirada me atrapa y me mata.
Solo te aferras desesperada a mi alma,
entiende que no te quiero,
que no eres lo que yo anhelo.
Así que ahora sal de mi cama, de mi alcoba y de mi alma,
Sal que solo atormentas más mi fragilidad,
acaba de una vez por todas con esta tempestad,
y vete de aquí querida soledad.