A escondidas caminas en mí.
De la cabeza a los pies,
como si fuera tu casa.
Entras sin llamar,
a cualquier hora
y caminando.
Entre paso y paso,
me he encaprichado de tus pies
ruidosos y descalzos.
Así que te he hecho un hueco,
para que cuando quieras pasar y caminar
veas que yo ya te estaba esperando.