Caramelo de Ricina

VI

Ojalá me encuentre
el olvido
masturbando la entelequia de tu sombra, 
con la osamenta hecha polvo y las carnes reventadas.

 

Ojalá tu recuerdo
me vea desnuda 
de mí,
con el pelo lleno de alas y los volcanes deshelados,
y arrase 
piadoso como el tiempo,
pacífico como la guerra.

 

Fui,
de tus enemigos,
el más ingenuo:
escondí las armas en tu despedida 
y miné una valentía que jamás pisarás.