Un caballo congelado,
galopando en la vía láctea,
dejó en el aire su crin blanca.
Anegado de sueños
dormía mojado de amores,
era un caballo azul enamorado.
Una noche sin viento ni recuerdos,
soñó que se volvía de cristal,
y una yegua
le acaricio, su crin en plena madrugá
y hoy se guarece
transparente a su costado
P.M Pedro monroy Gemio