Adrian Labansat

MIS PEQUEÑOS OH DIOS DE OFICINA

Tiene que estar diciendo

que tengo el papel de baño en el escritorio,

el trabajo siempre es una mierda

y tengo que limpiarme de cuando en cuando.

 

No siempre fue así, hubo días perfectos

hasta que  me quitaron la fluoxetina

mi paraíso artificial, del que fui echado por un abreviado medico

cuando deje de creer en la bondad y las humanidades

desde entonces los ángeles se engendran en fuego de demonios

 

Agradezco lo que  tu veneno inyecta

me ha hecho más fuerte ante malevolencia del mundo

ya sé que tu hipocresía es una bufonada

por la clase de circo que tiendes

ves como cualquier ciego

andas con  tu patanería

esparciendo el pútrido olor de tus mezquinos días

creyendo que nadie te ve, te miran el culo,

pavorreal cagado.  

 

Seguiré en mis empeños sabiendo que seguirás mirando

pensando, aunque casi no sabes

yo te daré la mano por miserables conveniencias

frente a cirqueros también tiendo mi circo

cada ¿cómo estás? en realidad es un ¿cómo matarte?

 

Retúmban voces distantes y monótonas

se escucha los tecléos como dientes muertos de frío

dos horas para que pueda salir de esta asfixia

estoy rogando por un aumento que no me atrevo a pedir

estoy recapacitando en la hija que tuve y que no abrace nunca

estoy pensando en un amor que me dejo en una banca rota

estoy sintiendo lo solo que estoy en medio de este escritorio

timbres de teléfonos

muebles que se recorren

pasos por la escalera

tecléos y mas tecléos por todas  partes

tiernas palabras que solo intentan vender

el sol está enredado con las nubes

como la secretaria con el jefe a esta hora.

 

A mi oficina de vez en cuando entra Dios

le pregunto el sentido de esta pila de papeles

sobre el sentido de todo esto

se ríe y dice que siga trabajando

abatido me enderezo, resignado a ser prisionero en esta oficina

esculco mis bolsillos buscando cerillos

para hacer un congreso de humo que oculte el dolor de mi rostro

no se que hago en este sitio

paso a guillotina los días, cortándolos, haciendo escritos que me salven

detrás de la puerta está mi traje siempre esperando,

en silencio, sin rezongos, es un buen empleado de tela gris

en este tiempo de celulares y culebras

como pájaros ebrios mis manos firman

he podido sobrevivir en medio de toda esta distancia

vestido de melancolía

horas de mi vida clavada a papeleras

la luz ya declina sobre esta hoja

hasta que nadie pueda verla

habrá acabado esta jornada 

mañana tendrá la vida  de  futuro  ser lo mismo.