Están atrapados por doquier,
enredados en tu cabello,
en el colgante que te regale.
En los abrazos de tus muñecos,
en los papeles que encontré,
en las fotos sepia que vimos ayer.
En el fondo de una licorera,
en la caja musical quebrada
que no pude componer.
En el fondo de la tierra
allí donde te deje;
bajo un manto de flores
ahí guardalos bien.