Primero salio el hambre
seguido por la guerra,
la enfermedad,
las tormentas,
las erupciones,
terremotos, marejadas,
tornados y las heladas.
Corrían desesperados, aterrados,
sin poder un refugio encontrar, contra
semejante calamidad y una aterrada Pandora
de golpe, vuelve la tapa que el ánfora dorada cierra.
Dejando atrapada en la profunda oscuridad de esa celda
una puequeña esperanza, de blanco ataviada y en espera
de poder salir algún día para calmar las penas que
los dioses tramposos, en manos de los mortales
se atrevieran a dejar.