Brillabas en la noche de azucena...
Amor, amor recuerdo tan confuso
no me dejes tan sola si difusa
es mi voz. Tu quejido desenfrena.
Vaga tu mente, ánimo ,condena,
con los manos inertes de cadencia
buscas las mías, dócil de impotencia.
Te hundes contra mi pecho cual la arena.
Ya no tengo ni lágrimas ni llanto.
Mi alma triste es la fragua del quejido,
suspiro fue ahogado, dolorido.
Flébil faz apagada por lo tanto:
no espero más los días por la dicha
perdida que remonta la desdicha.-
Amalia Lateano
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