Cuando te cruzas por mis recuerdos
Pienso en aquello que imagino de ti.
Nunca te he visto en presencia, pero
Te he imaginado en ausencia y te sé.
Conozco lo desconocido en tu alma.
Puedo decir, sin duda, que te he creado.
¡Eres el sueño que se pasea tímido en mi¡
No podría, sin reírme, preguntar, ¿ De
dónde has venido y, menos, quién eres?
Tengo una respuesta y me limito a pensar,
una y otra vez, si tal aseveración es verdad.
Te he visto tantas y tantas veces en mis febriles
meditaciones, que me cuesta precisar un tú.
Transitas de un lugar a otro y en cada hora
veo o quizás imagino, tu visaje luminoso.
¡No caminas solo, iluminas mi transitar!
Carcajadas devenidas a la luz lucen ilusorias.
Más aun, cuando intento trampear a mi razón.
Jamás, he logrado consolidar la mentira.
Ella emigra de mi cómo huyen los santos del
fuego perverso de la maldad ignota.
¡Son las sombras que cercan la verdad para
preservar el secreto de todo lo valioso!
Reveladoras son las fantasías que me acosan
y se robustecen en el alma de los amantes.
De cierto, he de decir, que te llevo clavado
en la cruz de mi pecho impío y te sé, te sé.
Cómo no saberte si eres de mi lo que soy.
Ya no te busco en la nada porque estás en
mi TODO.
¡El amor infinito se abre a los misterios de
la vida y la muerte para hacerse presente!
Raiza N. Jiménez/
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Imagen: Anfítrite y Poseidón (Paris Bordone, 1500 - 1571)