Vendrás por la mañana, lo presiento
a la hora del café, después del alba,
No habrá ningún porque, solo distancias
que unen si saber, nuestras dos almas.
Tus ojos me hallaran, pues la nostalgia
que llevo como estrella en la mirada
alumbrara el sendero que tus pasos
recorrerán en esa instancia extraña
Cuando llegues, sonriente hasta mi mesa
maldeciré mis labios, si se callan
me temblara la voz, te lo aseguro...
los versos fueron siempre mis palabras
Por eso al acercarte, simplemente
ofrece tu mejilla sonrojada
al beso que resume mis sentíres,
que el te hablara de mí, mientras se calla
Y luego, muy después, en ese adiós
que marcara el final de nuestra charla
Recoge a esta semilla de amistad
que ansía solo el roce de tu palma.