Me asomé a la ventana y te vi jugando,
intentabas hacer el pino y lo conseguiste,
tus amigas te felicitaban.
Apoyado en el alféizar sentí transportarme
a mi niñez,cuando las muñecas eran de trapo
y las pelotas de cuero.
Disfrutaba viéndome en ti y de repente tu cara
se tornó mía, tu juego cambió a fútbol y tu falda
a pantalón corto.
Te empecé a animar para que metieras un gol
pero el gol no llegaba.
Cuando se hizo de noche quise retirarme para seguir
mis labores pero no pude moverme un ápice siquiera,
me convertí sin notarlo en estatua de sal.