Ella es hermosa señora
Que me robó el corazón,
Que despertó la pasión
Más sutil y encantadora
No esa luz devoradora
No una enfermiza obsesión,
Simplemente una razón
Que me ilumina a toda hora;
No fue su cuerpo, sus besos
Ni las futuras promesas,
No esos momentos aviesos
Ni infantiles ligerezas:
Fue su virtud, su silencio,
Sus internas sutilezas…