Nueve lunas, inquieta pasajera,
agitaste tus sueños en el seno,
que te dio en aquella, faz primera,
abrigo maternal, tierno y sereno.
No pudo Sónia, ser de otra manera,
septiembre no quiso, estar ajeno,
y en el jardín que trae la primavera,
te hizo tulipán, en su terreno.
Del aquel feliz momento, quince años
sembrados de quimeras, sin engaños,
te dicen hoy adiós, en tristes vuelos.
Con ojos de mujer y el pensamiento
en el amor serás, del firmamento,
estrella que alumbre... a tus abuelos.