ALVARO J. MARQUEZ

BODA VIRTUAL

 

“Te conectas y tiene sabor a ausencia,/ estás pero es casi lo mismo que no estés./ Ya no dejas que me llegue el olor de tu esencia/ porque tu adiós es para siempre tal vez”.

 

Es increíble cómo cambian tanto las cosas,

este mundo virtual parece mucho y es poco;

te he sentido mucho, hasta sentir que te toco

y aprendí cosas de ti, interesantes y hermosas.

 

“Esposa” te decía yo y tú “esposo”, qué bonito…

Tan románticos nos pusimos que nos casamos,

una boda virtual, pero muy en serio la tomamos

y haciendo parecer que sería un amor infinito.

 

Un día adiós boda, romanticismo, todo al diablo,

de pronto la soberbia hizo su aparición, llegó…

Hoy me lees, pero esta historia tanto cambió,

que tal vez me leas y ni sepas de qué rayos hablo.

 

Ahora comentas mis poemas como a un poeta más,

me llegan notificaciones acerca de lo que publicas;

ya ni supongo que lo que escribes me lo dedicas

ni me emociono por esos “me gusta” que me das.

 

Como una pareja muy real de casados escribíamos,

a veces releo en el chat nuestras conversaciones;

parecían muy reales todas nuestras expresiones

y hasta se veía sinceridad cuando de algo reíamos.

 

¿Será que sin yo saberlo, decidiste divorciarte?

¿Existe el divorcio virtual? ¿Será que eso existe?

De esposo pasé a ser un contacto más, qué triste,

¿o es que ya hay candidato para volver a casarte?

 

Será muy difícil que del destino de nuevo me fíe.

Te dediqué canciones,, poemas, audios… ¿y ahora?

Puedes creer que mi alma después de esto sonríe…

pero si sólo te acercaras a mí, notarías cuánto llora.

 

No hubo un cura en esta virtualidad que nos casara,

nunca existió una madrina de bodas ni un padrino;

hay testigos en las bodas, pero ya ves que el destino

no quiso ningún testigo que lo nuestro presenciara.

 

Ahora reina el silencio total, un silencio absoluto,

para mí esto es igual que si te me hubieras muerto;

vive tu vida, olvidemos la boda, no fue algo cierto

y yo por mi lado, sin más protestas, viviré mi luto.

 

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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