Oculta en la esquina sombría,
ocupada siempre se encuentra
cruzando sus brazos como agujas
tejiendo su larga condena.
Despojada de su belleza,
su habilidad incrementa
pues a los ojos que le contemplan
de gran asombro, perplejos los deja.
Habilidosa costurera,
que osaste a una diosa igualar
ahora diminuta te encuentras
sin mas gracia que hilar.
Y en tu empeño menospreciado,
que en cada día haz de ver
como todo tu trabajo
el plumero acaba con el.