Mi papá era un viejo poeta,
Dijo un día mi hijo,
Frente a su clase de poesía,
Cuando lo escuche sentí la mayor alegría,
Era yo siendo su orgullo y dicha.
Volé por los cielos de azules intensos,
Me sentí el hombre convertido en titán,
Mi hijo presumiendo mi mayor gusto,
Haciéndolo sin pena ni vergüenza,
Era yo siendo su más grande satisfacción.
Pero aparecieron nubes grises,
Las imágenes se desvanecían,
Mi hijo ya no estaba presente,
Me di cuenta que el sueño terminaba.
Y yo tendría que despertarme otra mañana.
Sentí tristeza al despertar de aquel sueño,
Pero ahora pienso, que tal vez fue una señal,
Del señor destino que me pide ser más tenaz,
Enfocarme en el deseo de esa pequeña utopía,
Escribir con pasión para alcanzar esa realidad ficticia.