mariano777

LOS MIL Y UN INFINITOS

La aterradora inquietud

que me agobia,

frente al inexpugnable

enigma del abismo,

entorna mis párpados

cuando arrobado

de cara al cielo,

en nocturnal rivera,

juego con la arena

entre mis dedos.

 

Se encienden por millones

los chispazos

del titilar asombrado de mis neuronas,

cuando pienso que hay,

en el alma arenosa de mi mundo,

menos granos,

que estrellas en el infinito cielo.

 

La Cruz del Sur me contempla

cortejada por Centauro,

que la abraza

con orgullo amante.

 

Y entre otras

me saludan párpadeando,

Sirio, la grande, y Rigel...

desde el curvado espacio celeste.

 

¡Qué paz!...

que templado ocaso

en el silencioso anochecer,

al que no turba el aura adormecida;

y es el único rumor de poesia

el susurro de la mar tranquila,

teniendo como lejano fondo,

un horizonte de perros...

como el de Federico Garcia.

 

La cresta de las espumosas olas

saluda a la luz que me deja,

y va desapareciendo,

su blancura en la noche,

hasta el día siguiente,

esperando el beso del sol naciente.

 

Y como queriendo elevarse

para alcanzar las estrellas,

el óceano pone mas cerca de mi

el contorno suave del agua,

llamado por la luna

con el suspirar de la marea.

 

Oyendo el susurrar

del negro mar

en esa noche hechicera

de espaldas a la arena,

vuela mi pensamiento

al universo entero.

 

En qué planetas

entibiados por soles

de tamaños y colores

tan variados,

que de la imaginación se burlan,

impensables criaturas

me estarán imaginando,

como yo las imagino...

y asi como las pienso,

estaré en sus pensamientos.

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Juan Maria