Un día...
me levanté temprano,
abrí la ventana
y me tumbé al sol,
muy cerca...
del sauce desnudado,
que deshacía...
su deslazada sombra,
junto al estanque
herido del estío,
sus aguas...
me hablaban quedas,
casi desde un susurro
azul
y frío...
sus tibias aguas
apenas apagadas,
eran
como tenues ondas...
y agudos ecos.
Todavía su murmullo
se ocultaba tenue
entre desvelado
labio,
revelando...
en su latido oscuro,
la cara insomne...
del crepúsculo.