El último primer encuentro,
los labios que no saben lo qué decir,
ambos cuerpos están paralizados de nostalgia,
el brillo de sus ojos inaugura una constelación por vivir.
El valor de un último quiero,
el peso del abrazo que no termina soez,
unas palabras de despedidas que se eternizan,
dos seres que se funden para separarse por última vez.
Las manos saludan a distancia,
el paso del tiempo nos los hace olvidar,
es una unión que se resiste a toda militancia.
Seguramente, a la brevedad, los dos se podrán amar