Si me olvidan tus ojos algún día
colapsarán los míos con dolor
y será, por siempre, desgarrador
estar viviendo una vida vacía.
Si un día laceras nuestra alegría,
dejando en el alma ese gran sinsabor,
al dejar de latir todo tu amor
habrá muerto también mi poesía.
Si tus ojos se olvidan de mi suerte,
nada podrá ser tan triste y perverso
que soñarte, amor, y no poder verte.
Se hundirá por siempre nuestro universo
y tras el aliento gris de la muerte
zarpará, contigo, el último verso.