Maldita envidia nociva
fea y podrida manzana;
porque me muestras tus dientes
y con mi vida te ensañas.
Veo caer la cicuta
mortal sobre mis entrañas
sin razón y sin motivo.
Si mi pluma no te agrada
y lo que escribo te ofende
no me leas eres mala,
no me pinches tu aguijón
que a mi corazón lo matas.
¡Cómo quema!, estoy oliendo
tu odio y tu rencor que acaban,
con todas mis orbes fuerzas
que ora mis letras emanan.
Todo esto es muy doloroso
y hace crujir mi pobre alma,
me suenan hasta los huesos
cortados por tu cizalla,
que destruyo la ilusión
de este poeta que ensaya
con la efusiva emoción
de aquel novato que canta.
Pongo a Dios por fiel testigo
que mi voz a ti reclama
¡no te quiero ni te ofendo!
sólo espero que mañana
con un pacto de pureza
alcancemos la esperanza,
de una vida sin envidia
de una vida que no daña.
Un beso y una flor
Alfredo Daniel Lopez
28 - 08 - 2016
Barcelona - España.