Gris se ha puesto nuestro amor,
se rompe como cristal,
esa mirada glacial,
el falso orgullo impostor
de problemas precursor,
el titilar de tus ojos
fríos, cargados de enojos;
se inflama tu odio vibrante
sin que pierdas lo elegante
denotas bien tus sonrojos.
Tu mirada, hierro candente,
-antes, porte magistral-
hoy lúgubre y espectral,
muestra tal y fehaciente
lo que tu corazón siente
odio, misterio y despecho
anunciando lo que de hecho
cadáver viviente es,
y congruente, de después
decir: gracias, buen provecho.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN., MÉXICO, Agosto 28/16