In memoriam
El lamento de tu ausencia
me despierta cada mañana
como el fúnebre tañido de una campana.
El lamento de tu ausencia
pende sobre mi cabeza
como el frío filo de una guadaña
cuya amenaza no cesa.
Mi clamor desesperado
por tu pérdida irreparable
no obtiene otra respuesta de allá arriba
más que esta lluvia inclemente
de un cielo mortecino e insondable.
Vago por el mundo como sombra errante
a la que nadie puede ver,
porque nadie ve mi pena,
sólo ven mi piel.
Llevo ausente la mirada,
vuelta hacia mi interior,
buscando algo que me diga
que no estoy solo en mi aflicción.
Soy como fantasma gótico,
sin cadenas pero encadenado
al indeleble recuerdo
que me ata a tu pasado.
El peso de los días,
en su lento discurrir,
atraviesa mi pecho de lado a lado
vaciándome de ti.
Y mientras tanto,
el mundo sigue igual,
impasible ante tu ausencia,
impermeable a mi desgracia,
indiferente a mi quebranto,
quebrantando así mi duelo.
El mundo sigue igual,
igual que sigo yo sin ti,
atrapado en tu recuerdo,
embebido en tu silencio
-que no es voluntario, sino impuesto-
e impedido a hacer otra cosa
como no sea estar contigo
en mi desconsuelo.
Con tus cartas en mis manos
y tu imagen en mi mente
rememoro con nostalgia
el eco de tus palabras,
tu sonrisa sibilante,
tu cara sonriente.
Las noches han perdido todo su brillo,
todo su color,
desde que no estás tú
para pintarlas de amor.
¿Qué fue de aquellas noches blancas,
pródigas en ilusiones y esperanzas?
En su lugar brotaron noches de negrura,
preñadas de pena y amargura.
Las estrellas que nos vieron nacer
y alumbraron nuestro amor
saben,
como yo sé,
que jamás habrá mejores compañeros nocturnos
que Eros y Psyche.
© 'Te quiero, no lo olvides. Poemas para Psyche', Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.