Ya no quiero andar tras tu sombra,
Quitándole el breve espejarse de hermosura a tu silueta.
Ya no quiero, mujer, ser tu esclavo.
Quizás mi sol que se apegaba a los dolientes inviernos,
Ya no es el mismo porque sin ti estalla en otros nuevos horizontes.
No hablo de amantes, mi bien, no hablo de dejar de necesitarte,
Tampoco de dejar la puerta del corazón abierta
A la deriva de cualquier amor.
Hablo, pura y honestamente, de no ser mas tuyo,
Si en verdad la creación creó libres a las golondrinas
Para que huyan de la fría estación,
Hoy tú debes dejar que vuele y cante el pájaro
Que hasta ayer tenías guardado, encerrado y feliz,
En la jaula de tu corazón.
No quiero ser más tuyo.
Quiero desvestir a los árboles junto al otoño,
Quiero insinuar la pobreza en mis ojos,
Para que ya nadie halle de mí compasión.
Déjame volar amada,
Y ya no ser tu esclavo,
Por qué condenarme al amor?
Por qué cegar mis ojos de ilusas fábulas doradas?
Quiero irme, mujer, correr este mundo,
Quiero desembocar sin ti en los mares y ríos,
Necesito no amarte,
Para que el mundo, mi mundo no viva entorno a tus ideales.
Déjame tan sólo no amarte,
Así he de ver, oír, hablar, y sentir,
Catar, comer, reír, andar, por el mundo que tuyo no es,
Y sólo así comprenderé que en verdad te necesito…