Mi vejez tiene sabor
pues, ha cosechado tanto
y posee tal encanto
que todo tiene valor.
Sí, el rostro perdió candor
puede que cause amargura,
pero si el vigor perdura
no podrás envejecer
pues no se puede perder
futuro por hermosura.
No renunciaré a la vida
por tener que envejecer,
no temo por entender
que la juventud querida
en la mirada se anida,
ya que la vida perdura
como fruto que madura
en los brazos del sentir
sin tener que reprimir
ese sueño que procura.