Sentía tu aroma penetrar mi piel, hundirse en cada poro de mi cuerpo hasta la sangre, tu aroma acariciaba hasta mis uñas. Unas ganas incontrolables de devorar tu mirada se apoderaron de mis pensamientos, cegada de deseo, perdida en el laberinto de la duda no supe que hacer. Con el corazón ardiendo te dije adiós y me fui lejos. Hoy lloro, mi cuerpo busca sentir tu aroma, morder tus pupilas y sólo hay penumbra.