El tiempo pasa como una ráfaga de viento: rápido, con estruendo, llevando cosas a su paso, pero dejando lo más fuerte, eso que hace contrapeso y no se deja llevar: los sentimientos.
Hace más de dos años que no te veo,
Hace varios meses que no sé mucho de ti.
Las heridas siguen latentes, pero el amor también.
Cojones! Y es que me pregunto ¿Cómo dejaré de amarte? ¿Cuándo dejaré de pensarte? ¿Dónde estarás ahora?
No es fácil luchar contracorriente, desearte que estés bien. Hacerme el desentendido cuando tú recuerdo sigue ahí, cayendo como gota de agua de una tubería rota: constante e incesante.
Qué aunque intente auto engañarme, creyendo que no te pienso, mi mente cada tanto explote cuál olla exprés, desafiando la retahíla del \"te quiero lejos\" y exponiendo una realidad negada, pero realidad al fin.
No sé si eres feliz con él, pero yo no soy feliz sin ti.
Y sí, hablo desde el egoísmo más genuino, porque al final, eso somos en esencia: egoístas que disfrazamos nuestro egoísmo para desconocer que nuestras acciones se dan porque de alguna u otra manera, se vea o no, nos beneficiamos haciéndolas.
Te extraño, juro que te extraño. De momentos te quiero a mi lado. De momentos no. Este vaivén me marea, pero me deja en el mismo punto de partida: en ti.
No te pido que dejes lo que has construido por mi, tampoco quisiera que la lástima sea tu motor. Sólo quiero expresarme, como el sentimiento me dicta, como mi humanidad me dicta, como mi amor por ti me dicta.
¿Cómo no amarte? ¿Cuándo podré tenerte? ¿Dónde volveré a verte?
¿Cómo, cuándo y dónde?