Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz;
canto porque Víctor Jara
tuvo sentido y razón.
Fue su guitarra amiga
corazón de su pueblo
y sus llagas las heridas.
Hoy también yo lo recuerdo.
Levántate hermano,
mira tu Chile muriendo
a manos de un tirano
¡Cómo lo estoy presintiendo!
Amanda sigue llorando
su muerte en Santiago,
a pesar de los años
su viudez ha conservado.
Sus palabras de acero
por el mundo van viajando
y como poeta chileno
todo el mundo le ha cantado.
Desalambrando la tierra
ayudaba al labrador.
Su muerte fue la entrega
como la de otros en Puerto Montt.
Herminia de la Victoria
era su población…
Su voz, como de alondra,
todas las mañanas desgarró.