En su ausencia, el mar
dejó una charca
dónde el cielo inventó estrellas
promesas de apasionados besos
y un pez, ya muerto en el olvido.
A pesar de eso
te quiero y tengo
abrazada de arenas.
Hasta que una vez más
desaparezcas entre la marea
rodeada de nuevos peces
rizada de vientos
capitana del horizonte
de la memoria, los ojos
y las estrellas.