Adrian Labansat

Adagio en G Minor Tomaso Albinoni

Algo quedo, que  no nos dijimos,

omisiones  que  emergen  desde intemperies sombrías.

 

Signos que dialogan, ciertas miradas que se descubren en algún recuerdo

que es sacudido por  transgresiones,

dos almas que se arrestan

arrebatando signos de eternidad  a los dioses  de invisibles transfiguraciones

leyenda de escombros sobre un lienzo que llora

y que  alguien se lleva entre sus brazos

una denuncia antigua a lo lejos crepita

incendiando la oscuridad hasta calcinarla en cenizas grises

todo ha permanecido aquí  a pesar de las extinciones

delante de la luna donde todo lo oscurecido se yergue  

ave oscura en medio de la noche.

 

el amor era una pasión sagrada donde  quedan  incendios

donde el titilo es el naufragio  incinerado

y  las igniciones toman forma de hoteles, parques y calles

para que  el amor sea solo  un golpe de espada hirviendo los sueños

ave que  canta en la levedad de la tarde que se consume

ahí donde se construían  ventanas en los hoteles

donde llegaba la noche a besar sus despedidas

 

adiós que aun se deja oír en el aire,

lo que nunca se dijo.