La lluvia cae como
esa cáscada azul y negra,
llena de tinta derretida y pérdida
en los orificios del tiempo,
mientras el recuerdo del cielo azul
con esas nubes blancas sobrevive
en mi cabeza,
eras mi consuelo y mi dulce calor,
tras tu piel blanca
y tus ojos azules,
miro desde una ventana rota por el tiempo,
esa mesa que hoy la lluvía,
golpea violentamente,
en donde solíamos compartir
y tomar el chocolate caliente,
yo no me quiebro,
pues me enseñas te a construir
nuevos caminos,
donde parece que todo termina,
y la melancolía pretende
imponer su tiranía.