Ramos Carlos

VÉRTICE DE LOS CAMINOS SECOS

Por qué hiciste de ese barco húmedo

tu refugio insospechado, inesperado.

Por qué te fuiste, volando, con alas de piedra.

Ayer, sólo ayer, caminabas por mi jardín sin bastimento y desprevenida

ayer, no te importaban los minutos de sangre

derramados por tu reloj inclemente.

Admiro tu serena frivolidad.

 

Ven, acaricia el vínculo que nos unía con ironía feroz

la tierra se abre a nuestro paso

como hurgando en sus entrañas

las semillas que una vez sembramos.

 

Pero sólo brotan tristezas con olor a cuerpo tuyo

y yo, y yo que  espero en los vértices de los caminos secos,

desmayo de tanto sol, de tanto viento enojado con las flores

y salto por el breve sonido del crujir de tus pasos.

 

Reconozco desde lejos tu cuerpo lleno de espumas frías

y hoy, en esta cima de inerte visión, estoy incólume

desde el sur, desde el cielo, desde la espina que me hiere.