Por la acera que rodea la junta,
sombría y, ... de agujeros
hay gente, vendedores humildes,
elaborando ahí, son jornaleros.
Esta avenida está bendecida
abarrotada de lindos chanceros.
Hay baladas de los ruiseñores
en las alboradas al universo.
Afligida siempre en esa carretera
me va saliendo siempre un señor.
Me ofrece lotería, también chánces
y va pidiéndo siempre un favor.
xxx
¡...Señora! ¿...que hora es?
¿...Quiere el ventidós? ¿... el trés?
¡...Mi corazoncíto, compréme?
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¡..No gracias .... ya los tengo!
¡...otro día será! ¡..se le agradece!
Los temporales son copiosos
bautizan la entrada de ese umbral.
Los vendedores se sienten dichosos
pues ahí, sienten su hogar.
Autora
María Luisa López Pisú